domingo, 28 de diciembre de 2008

La inserción de la culpa como obstáculo a la felicidad


Parte de un desarrollo sano en del niño es la inserción de los límites y de las leyes. A partir de los 2 años el niño debe aprender a controlar los esfínteres, es decir regularse poco a poco para aprender a acoplarse a la sociedad humana. El niño de esta edad busca dar rienda suelta a la exploración del mundo en un estado ego centrado, según freud es la etapa anal, según Villegas la etápa anómica.

En esta edad es adecuado que los padres sepan como regular los deseos del niño con la inserción de las reglas. Poco a poco el niño va creciendo y de los 7 a los 12 años entra en otra etapa, la de la heteronomía según Villegas, en donde el niño incorpora las reglas y el racionamiento lógico de la realidad. El niño aprende que debe cumplir ciertos reglamentos sociales para funcionar de forma adecuada. Estas leyes las insertan los padres, los profesores, la iglesia católica todavía en algunos colegios y grupos.

La adecuación de la regla y de la ley es fundamental para el desarrollo sano del niño, ya que estructura su mundo y le da seguridad dentro de los límites establecidos. La inserción del superego en términos freudianos se da también por medio del padre, insertando en el sujeto el concepto de ley y el respeto por los “jefes de la tribu”.

Toda esta inserción de la ley es una parte fundamental para el crecimiento sano del niño, pero el problema se origina cuando la ley y las restricciones son excesivas. De tal forma que la culpa se convierte en una parte básica de la psique, el miedo al fracaso, a hacer las cosas mal, a ser malo, a no ser perfecto, a sentirse sucio, dañado, no merecedor si se comete un error. Ahí la inserción de la neurosis, de la represión el placer. Difícil relajarse un momento si se ha vuelto una costumbre estar todo el tiempo con una voz culposa interna desafiando la tranquilidad.

Por lo tanto parte de una crianza saludable es encontrar el equilibrio adecuado entre los limites necesarios para que el niño se sienta seguro, siempre y cuando este también tenga libertad de actuar, de decidir, de aprender a través de la experimentación, cometiendo errores que le permitan adquirir seguridad en si mismo. Parte del aprendizaje de la vida es caerse, enriqueciendo al sujeto con la aventura de la existencia, sin que esto signifique ser malo o ser merecedor de un castigo.
Hay que dejar a un lado la culpa, los “errores” para una existencia más plena, con menos neurosis, represiones y obsesiones, poniendo énfasis en los sí, en los aciertos, en el aprendizaje y no en los castigos y en las “imperfecciones” tan normales en los seres humanos. Como resultado se obtendrá una sociedad con personas más enfocada en construir, en crear y no en culpar y sentirse culpables por represiones neuróticas.

Psicología Ecuador www.psiquevita.com

No hay comentarios: